Hoy os traigo una entrada
diferente, no lo voy a hacer a modo de reseña, sino a modo de reflexión
personal tras leer el libro.
Este fin de semana estuve en un encuentro
literario en Valencia. Allí conocí a Samy S. Lynn la cual me habló de sus hijos
y de su lucha. Movida por lo que me contó cuando llegué a casa no puede no
coger el libro La lucha y leer todo lo que habíamos estado hablando en la
comida.
Samy, tiene tres hijos, Abel,
Alex y Zeus. Los dos mayores tienen TDAH y además, Alex tiene Sturge Weber, una
enfermedad de las denominadas raras. El libro de La lucha narra la historia de
una madre que ve como sus hijos son avasallados por compañeros e incluso
profesores. Cuando Abel empezó el colegio pronto empezó a sufrir acoso escolar,
y como el colegio no hacía nada al respecto, tuvo que cambiarlo de colegio. La
pesadilla que creían haber dejado atrás, no había hecho más que empezar, ya que
cuando empezaron en el nuevo colegio, empezó de nuevo el acoso a Alex y
Abel. ¿Por qué? Pues sencillamente porque eran diferentes al resto, o así se lo
hicieron creer tanto los compañeros e incluso las tutoras. Me ha sorprendido la
pasividad de dichos colegio frente al acoso y derribo sufrido por estos niños. Lo
que más me ha llamado la atención ha sido que el hijo menor con cinco años de
edad les dijera a sus padres que no quería volver al colegio porque veía lo que
les hacían a sus hermanos mayores y no lo podía soportar.
Sé que posiblemente,
esos dos colegios por los que pasaron sean casos aislados y que no todos los
niños sufren así, yo por lo menos en mi período escolar no recuerdo casos y no quiero generalizar, solo hablo de la historia real que cuenta Samy. Pero,
lo que más me ha descolocado es que los padres y las autoridades tienen muy limitada
su actuación, sobre todo, si los agresores son los profesores. Dado que si el colegio no abre un expediente, las autoridades pertienentes no pueden hacer nada, y la verdad que eso debió ser de lo más frustrante para estos padres. Además, creo que tuvieron muy mala suerte con los padres de algunos alumnos y con dichos centros en concreto, y espero que de ahora en adelante, ya que han podido cambiar de colegio, les vaya todo bien a sus hijos y tengan una feliz vida escolar.
Os recomiendo la lectura porque
podréis ver la desgarradora historia de esta madre que tuvo que soportar que a
su hijo, tras tener una crisis, lo tuvieran mojado horas en una clase sin que
hiciera nada el colegio. Además de hacer una crítica social Samy en este libro, Samy te hace parar y recapacitar sobre el día a día y el trato a los demás.
A parte del libro me gustaría
hablaros de Alex. Cuando nació le diagnosticaron Struge Weber y aunque había
una posibilidad de que no se desarrollara la enfermedad, no ha tenido esa
suerte. Alex ha estado entrando y saliendo de los hospitales, y su enfermedad
empeoró como consecuencia de las vivencias sufridas. Alex, tiene el nervio
óptico dañado y tuvieron que operarlo de glaucoma. La enfermedad avanza rápido
e incluso tiene eventuales parálisis en sus extremidades.
En España, tiene muy limitadas
las posibilidades de curación y Samy y su marido han encontrado un hospital en
Londres y Alemania que podría ayudar a Alex. Pero claro, todo esto tiene un
coste y desde aquí os animo a que colaboréis con ellos ya que necesitan de
nuestra ayuda.
Yo desde aquí os animo a que ayudéis leyendo. A continuacións os detallo alguno de los libros que destinan sus ganancias al tratamiento de Alex. Además todos los que sean de Samy S. Lynn, podéis poneros en contacto con ella para más información.